Si eres un apasionado de los instrumentos musicales electrónicos clásicos, este libro es poco menos que imprescindible. Esencialmente narra la historia de los primeros días de Moog Music Inc. y cuenta en detalle los diferentes hitos que permitieron el diseño y la construcción de los sintetizadores tal y como los conocemos hoy día. Por supuesto, también vas a poder leer bastante sobre personajes destacados de la época: Don Buchla, Suzanne Ciani, Wendy Carlos y muchos más. Todo está puesto en relación con la manera en que estos nuevos instrumentos calaron en esferas tan dispares como el rock sinfónico, la publicidad o las fiestas de ácido.
El libro está lleno de anécdotas que dan mucho que pensar sobre qué factores son los que hicieron que los diseños de Moog triunfaran sobre productos de la competencia: ¿la influencia de un vendedor de tubas?, ¿la forma de hacer las fotos?, ¿las locas ideas de David Van Koevering? Sin duda es la suma de pequeños detalles y de algunas casualidades los que hicieron que la historia de los sintetizadores se escribiera de esta forma. La cuestión sobre las causas que hacen que el lanzamiento de un producto sea exitoso o no, sigue teniendo gran vigencia.
Algo que me gustó mucho, es cómo los autores son capaces de transportarte a aquellos años, donde todos aquellos sonidos eran todavía nuevos y mágicos, algo que la gente de mi generación no ha experimentado. Me resultó una lectura amena y de gran interés, con un tono divertido.
Sin ser una obra de gran profundidad técnica, ayuda a todos los aficionados y profesionales a entender y profundizar en el fenómeno Moog desde una perspectiva histórica, artística y social. Es la historia del control por voltaje y de cómo esta forma de comunicación entre instrumentos dominó durante muchos años.
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